Francisco Bonilla es pastor en Carthage, Missouri, y atiende las necesidades espirituales de la creciente comunidad latina de esa ciudad. También es una personalidad de los medios de comunicación, que expande su voz más allá de las paredes de Casa de Sanidad. Bonilla transmite desde una estación de radio en español de baja potencia que instaló en su iglesia.
Utiliza la estación principalmente para transmitir sermones y música religiosa. Pero en estos días también está enfocado en COVID-19: explicar la enfermedad y sus síntomas, actualizar a sus oyentes sobre las cifras de casos más recientes, y atraer invitados. Ha realizado entrevistas con una enfermera local y con investigadores de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Bonilla y algunos compañeros pastores han cerrado sus iglesias en medio de la pandemia. Pero hay unas 30 iglesias que sirven a la comunidad latina de la ciudad, y dijo que otros pastores no han actuado con tanta responsabilidad.
Explicó que algunos líderes religiosos pueden creer que no celebrar servicios significa que no tienen fe, y quieren demostrar que Dios tiene el control.
Desde junio, el suroeste de Missouri ha experimentado un aumento de casos de coronavirus, incluido un brote entre los trabajadores de la planta de procesamiento de aves Butterball, en Carthage. Las infecciones por coronavirus han sido un problema en las plantas procesadoras en muchos estados. El impacto ha sido particularmente duro en las comunidades latinas, que a menudo proporcionan la mayor parte de la fuerza laboral de las plantas.
Los hispanos se han visto afectados de manera desproporcionada por COVID-19. A nivel nacional, los pacientes hispanos son hospitalizados por COVID-19 a una tasa cuatro veces mayor que la de los blancos no hispanos. (Los hispanos pueden ser de cualquier raza o combinación de razas).
En Missouri, los hispanos y latinos representan el 4% de la población del estado, pero el 14% de los casos en los que se conoce la raza o el origen étnico. En el condado de Jasper, donde se encuentra Carthage, representan casi el 40% de los casos confirmados, pero solo el 8,5% de la población, según el Departamento de Salud y Servicios para Adultos Mayores de Missouri.
Muchos inmigrantes latinoamericanos llegaron a Carthage en las últimas décadas, para trabajar en la planta de Butterball, que emplea a cerca de 800 personas en una ciudad de aproximadamente 15,000 habitantes. Los primeros eran predominantemente de México. Pero los que se mudaron al área en los últimas veinte años vinieron principalmente de Guatemala y El Salvador.
La planta de Butterball está a 800 metros del centro cívico de la ciudad de Carthage, en línea recta hacia el norte por Main Street. En ese tramo hay pequeñas tiendas y restaurantes, muchos con volantes en español en las ventanas. Anuncian servicios de envíos de dinero, libros de autoayuda y disponibilidad de productos originales de Guatemala y El Salvador.
La planta de Butterball siempre ha sido una especie de ancla para el concejal de Carthage, Juan Topete. Sus padres mexicoamericanos trabajaron allí en la década de los 90, después de mudarse con la familia desde Los Ángeles. Cuando era más joven, Topete también trabajó para Butterball.
“Mi familia pasó de no tener nada, solo lo que teníamos en nuestro U-Haul, a ser dueños de un restaurant, que luego vendimos, y estar bien establecidos en la comunidad”, explicó Topete.
Es una historia común para muchos de los inmigrantes latinoamericanos en Carthage, quienes pueden encontrar trabajos bien pagos en la planta sin tener que hablar inglés.
“Cuando me mudé aquí por primera vez, los hispanos se conocían entre ellos”, dijo Topete. “Era un grupo muy unido, y se ha expandido enormemente en estos últimos años”.
En estos días, un tercio de la población de Carthage es hispana, según la Oficina del Censo de los Estados Unidos. En 2016, Topete ganó un asiento en el Concejo Municipal, el primer residente latino electo.
Topete dijo que los residentes latinos en Butterball y en otros trabajos esenciales enfrentan presiones en varios frentes. Algunos que dan positivo para el coronavirus sienten que tienen que seguir trabajando. Tienen miedo que los despidan o necesitan el dinero para sus familias.
“Conozco personas que dieron positivo”, dijo Topete. “Trato de mantenerme en contacto llamándolos, haciendo un seguimiento, asegurándome de que estén bien”.
Un equipo de los CDC visitó Carthage para investigar el brote. Informaron que el virus llegó a la planta de Butterball, infectando a los trabajadores y propagándose a través de sus familias. En un comunicado, Butterball confirmó que había casos positivos, pero se negó a decir cuántos.
Topete dijo que algunos residentes aún no saben mucho sobre la enfermedad, por lo que la ciudad está aumentando su alcance.
Un anuncio de bien público en español producido por el Departamento de Policía de Carthage explica que el levantamiento por parte del gobernador de Missouri de la orden estatal de quedarse en casa no significa que el virus haya desaparecido. El Departamento de Policía es parte del grupo de trabajo de COVID-19 de la ciudad y ha ayudado a Topete a publicar volantes en español.
Los departamentos de salud rurales enfrentan obstáculos para conectarse con las comunidades de inmigrantes, dijo Lori Freeman, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud del Condado y la Ciudad. Por lo general, tienen menos recursos lingüísticos que sus contrapartes urbanos más grandes, dijo.
“En los departamentos de salud más grandes o incluso medianos, hay trabajadores de salud comunitarios que a menudo son lo suficientemente bilingües o fluidos en el idioma para servir a las comunidades en sus áreas demográficas”, agregó Freeman.
En La Tiendita Mexican Market, un mercado y restaurante, su propietario José Alvarado ha tomado medidas para ayudar a mantener seguros a sus trabajadores y clientes. Le preocupa que los niños se expongan al virus cuando sus padres los traen a la tienda, por lo que ha colocado un cartel en la puerta pidiendo que solo entre un miembro de la familia a la vez. Junto a la máquina para hacer tortillas, ha marcado el piso con grandes X, como guía visual y recordatorio para que los clientes se mantengan socialmente distantes unos de otros.
Topete teme que la comunidad latina de la ciudad se convierta en un chivo expiatorio del virus. Dijo que mucha gente tiene la impresión de que el virus sólo ha afectado a los trabajadores de la planta Butterball, cuando en realidad se ha extendido por toda la ciudad.
Topete dijo que los funcionarios de Carthage deben mantener sus esfuerzos de alcance comunitario, porque observa que los esfuerzos educativos funcionan: cuando fue a la tienda hace poco, notó que más clientes latinos estaban usando máscaras, más aún que los clientes que no eran hispanos.
Esta historia es parte de una alianza que incluye a KBIA, NPR y Kaiser Health News.