LOS ANGELES. – Se escuchaban acordes de música de cuerdas en la amplia sala en donde una docena de personas movían las caderas y estiraban los brazos. Cerca, pequeños grupos de mujeres bordaban, mientras otros jugaban dominó y mahjong.
En la sala contigua del Programa AltaMed de Atención Integral para Adultos Mayores (PACE) en el barrio chino, abuelos y abuelas, algunos con bastones, andadores y sillas de ruedas, charlaban entusiasmados en inglés y en español sobre las primarias presidenciales.
El senador por Vermont Bernie Sanders, “el viejito”, como lo mencionaban con cariño, es uno de los favoritos entre los hispanohablantes.
El centro de día, cuya meta es mantener a los adultos mayores frágiles y enfermos fuera de los hospitales y hogares, viviendo en sus casas durante el mayor tiempo posible, es uno de los 41 locales en el condado de Los Ángeles que ofrece nuevas máquinas para votar, a grupos que históricamente tienen baja participación electoral.
Las pantallas táctiles permiten a los votantes leer una boleta en 13 idiomas, ajustar el contraste de la pantalla y el tamaño del texto, y más.
Durante los 10 días previos al Súper Martes, las máquinas rotaron a través de varias organizaciones sin fines de lucro, cárceles y otros lugares, hasta dos máquinas por cada lugar, y generalmente por un día completo, en un esfuerzo por llegar a las personas con discapacidad, a los adultos mayores, los que viven en las calles y los que están presos.
Algunos expertos en procesos electorales están planteando la posibilidad de que estos esfuerzos simplemente cambien dónde y cómo votan las personas, en lugar de aumentar la participación. Sin embargo, en el centro AltaMed del barrio chino, las máquinas de votación móviles atrajeron a votantes nuevos y a los que han votado de manera consistente.
María Meléndez, una ex costurera de 95 años, y Alicia Turcios, una ex recolectora de algodón de 77, usaron las pantallas táctiles el 24 de febrero para votar por primera vez.
Ambas mujeres, que se conocieron en el centro y han sido amigas por seis años, son de El Salvador. Usan andadores debido al dolor de rodilla, dijeron, y no podían caminar más de una cuadra porque temían caerse.
Meléndez se convirtió en ciudadana estadounidense hace 15 años, pero dijo que nunca había votado porque ha estado entrando y saliendo de hospitales o confinada en su hogar. Turcios se hizo ciudadana hace tres años.
“Fue especial”, dijo Meléndez en español. “No puedo caminar, y aquí aparece una oportunidad”.
Meléndez se identifica como republicana, pero dejó en blanco la parte de presidente. “La verdad es que estoy feliz y el gobierno actual me da lo que necesito”, dijo.
Turcios, demócrata, dijo que votó por Sanders, “el viejito”, principalmente porque parecía ser el favorito.
El condado de Los Ángeles, junto con otros 14, está modernizando sus elecciones de varias maneras: todos participan en el sistema electoral adoptado bajo el Acta de Elección del Votante, adoptada en 2016. Esta ley permite que los condados que cumplan con los requisitos reemplacen los lugares de votación asignados del vecindario con centros de votación abiertos a todos los votantes registrados, comenzando 10 días antes del día de las elecciones.
La ley también requiere que todos los condados participantes envíen las boletas por correo a los votantes registrados (aunque Los Ángeles está exento de esta regla los primeros cuatro años), así como también proporcionar lugares de entrega de boletas 28 días antes.
Aunque varios otros condados comenzaron a adoptar el sistema de esta elección hace dos años, el Súper Martes marcó el debut en el condado de Los Angeles, el más poblado del estado, que tiene alrededor de 5.4 millones de votantes registrados.
La votación móvil no es nueva en California. Los condados también usan máquinas “viajeras” para atraer votantes en áreas con alto tráfico peatonal, como zoológicos y parques temáticos, y las llevan a las zonas rurales más alejadas.
El condado de Los Ángeles quería ir un paso más allá al asociarse con organizaciones sin fines de lucro para llevar las máquinas a las personas que más pudieran beneficiarse. El condado planea continuar el programa para las elecciones generales de noviembre.
Una de estas organizaciones fue AltaMed, que opera ocho programas PACE de cuidado diurno para adultos en el condado, y las máquinas estarán en todos. De los casi 2.800 participantes, el 84% son hispanos y todos luchan con enfermedades crónicas o discapacidades.
Si bien la participación nacional entre todos los votantes aumentó en las elecciones de mitad de período de 2018, los votantes con discapacidad votaron a un ritmo que fue un 4,7% más bajo que los votantes sin discapacidad, según un análisis nacional de los investigadores Lisa Schur y Douglas Kruse, de la Universidad de Rutgers. Esa brecha representa aproximadamente 2,3 millones menos de votantes con discapacidades.
La participación entre votantes elegibles de raza negros, asiáticos y latinos también es históricamente baja. En las elecciones presidenciales de 2016, la participación de votantes latinos fue del 47,6%; para los votantes asiáticos, 49.3%; y votantes de raza negra, 59.6%, mientras que los votantes blancos no hispanos se presentaron a una tasa de 65.3%. (Los latinos pueden ser de cualquier raza).
Todavía no se sabe si esta estrategia ayudará a aumentar el caudal de votantes o simplemente cambiará la forma de votar.
Mindy Romero, directora del Proyecto de Participación Cívica en la Universidad del Sur de California, dijo que espera que los condados estudien si estos programas atraen votantes difíciles de alcanzar.
En el Centro de Recursos para Discapacitados en Long Beach, que acogió dos de las máquinas para votar el 24 de febrero, 15 personas emitieron votos, dijo Dolores Nason, directora ejecutiva de la organización. Tres votaron por primera vez.
Sin embargo, esto no significa que el esfuerzo fue en vano, dijo Kruse, de Rutgers. “El costo de obtener estos 15 votantes no me preocupa”, agregó. “Eso es democracia. Queremos que la gente vote”.
Dos de los votantes eran miembros del personal, incluido Richard Hernández, de 46 años, defensor legislativo de la organización.
Hernández no ha podido caminar ni pararse desde que un accidente automovilístico dañó su médula espinal hace 26 años. Siempre ha votado por correo porque su discapacidad le dificulta ir a los lugares de votación. Cuando supo que su organización ofrecería las máquinas con pantalla táctil, quiso probar.
“Las máquinas son realmente fáciles de usar y son lo suficientemente bajas para la silla de ruedas”, dijo Hernández, quien votó por Sanders. “Pude votar sin ninguna ayuda”.
“Me gustó porque me dio la sensación de sentirme normal”.
Esta historia de KHN fue publicada primero en California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.