Mientras que más estadounidenses están ganando cobertura médica bajo la ley federal de salud, los hospitales están repensando sus programas de caridad, para el caso de pacientes que podrían haberse registrado para tener seguro, pero no lo hicieron.
El impulso por cambiar las reglas se basa en la preocupación de que la oferta de cuidado gratis o con descuentos disuada a los pacientes de conseguir cobertura subsidiada por el gobierno.
Si un paciente es elegible para comprar cobertura subsidiada a través de los mercados de salud por internet pero no se registra, “¿deberían los hospitales proveerle cuidado caritativo al mismo nivel de generosidad como lo hacían previamente?”, se pregunta Peter Cunningham, un experto en políticas de salud de la Virginia Commonwealth University.
La mayoría de los hospitales aún luchan con esta pregunta, pero pocos han avanzado y cambiado sus programas, dice Cunningham.
Por ejemplo, la política de cuidado caritativo online del Southern New Hampshire Medical Center, en Nashua, ahora establece que “los que apliquen que hayan rechazado comprar cobertura de salud, algo que ahora es mandatario por la ley federal, aún siendo elegibles, no serán beneficiados con cuidado caritativo”.
La misma regla descalifica para ayuda a aquéllos que rechacen aplicar para programas expandidos de Medicaid, expansión que votaron los representantes estatales de New Hampshire, y que comienza el 15 de agosto.
Algunos hospitales solicitan una contribución nominal
En BJC HealthCare, que tiene 12 hospitales en Illinois y Missouri, incluyendo el Barnes Jewish Hospital en St. Louis, todo el que recibe asistencia financiera debe hacer alguna contribución a su cuidado, por ejemplo, $100 para atención de emergencia. BJC no restringela ayuda financiera a aquéllos que se negaron a comprar seguro a través de la ley de cuidado de salud.
Mientras que todos los pacientes sin seguro tienen un 25% de descuento sobre los valores listados, BJC da descuentos adicionales para los que ganen hasta tres veces el nivel de pobreza federal, o $35,000 para un individuo. Anteriormente, estos descuentos adicionales estaban disponibles para aquéllos que ganaban hasta cuatro veces el nivel de pobreza, o alrededor de $46,000.
“Los pacientes continuarán recibiendo el cuidado médico que necesitan, más allá de su capacidad de pago al momento del servicio”, dice la vocera Kim Kitson, agregando que estos cambios en las normativas afectarán a menos del 3% de los pacientes.
Por cierto, los hospitales tienen un fuerte interés financiero en tener más pacientes con cobertura médica. Y esto es particularmente cierto en el caso de los hospitales que ven muchos pacientes sin seguro porque la ley de salud también reduce los pagos gubernamentales por cuidado no compensado.
La presunción era que la mayoría de las personas sin seguro ganarían cobertura y se acabarían esas enormes cuentas que nadie podía pagar. Pero desde que la Corte Suprema dictaminó que los estados podían optar por no adherir a la ley que estipula la expansión de Medicaid, 24 decidieron no participar. Los hospitales que tratan a un número grande de pacientes de bajos ingresos enfrentan en esos estados presiones financieras reales.
Además, la ley de salud requiere que las políticas de caridad de los hospitales sin fines de lucro estén disponibles ampliamente, sin embargo, no especifica qué criterio deben usar los hospitales para determinar quién es elegible. Los programas de asistencia no son sólo para los no asegurados: la mayoría de los hospitales ayudan a pacientes con seguro médico que están luchando por pagar los deducibles u otros costos asociados a la atención médica.
“Aún aquéllos con seguro de salud están ‘sin seguro’ por un incremento del porcentaje de cuidado médico que necesitan” porque muchos tienen altos deducibles anuales, dijo Steven Lipstein, presidente y CEO de BJC HealthCare, en una columna de opinión publicada en The St. Louis Post-Dispatch.
Todavía, mientras la ley de salud cambia el mercado de seguros, “estamos viendo reducciones del cuidado caritativo”, dice Michael Miller, director de políticas estratégicas en Community Catalyst, un grupo de abogacía en Massachusetts.
Mientras Miller dice que la ley de salud resultará en más personas con seguro, la necesidad de programas de asistencia financiera permanece. No está de acuerdo con que los programas de caridad disuadan a los consumidores de registrarse para tener cobertura ya que la mayoría necesitará otros servicios de salud, por fuera del cuidado hospitalario.
“Es realmente prematuro para los hospitales comenzar a presumir ese nivel de cálculo en alguien que se presenta como no asegurado”, dice Miller.
¿El paciente no quiere, o no puede pagar?
Los ejecutivos de los hospitales dicen que están sopesando muchas preguntas, al evaluar si cambian sus políticas. ¿Las personas decidieron no inscribirse o no fueron capaces de navegar el mercado de seguros de salud durante el período de inscripción abierta en el otoño y la primavera pasada? ¿Pueden pagar una cobertura, aún sin un subsidio, dado que muchos planes médicos tienen deducibles que pueden elevarse a miles de dólares anualmente?
“Esto es algo con lo que los hospitales han luchado por décadas: ¿el paciente no quiere o no puede pagar?, dice Katherine Arbuckle, vicepresidente senior y oficial jefe de finanzas en Ascension Health.
En Ascension, uno de los grupos hospitalarios sin fines de lucro más grandes del país, con sede en St. Louis, Missouri, un equipo de trabajo especial hará recomendaciones antes de fin de año sobre si es necesario hacer cambios.
“¿Cómo tratar a aquéllos que rechazaron cobertura? ¿Deben recibir servicios gratuitos cuando otros tienen que pagar?, dice Arbuckle.
Mientras nada ha sido decidido, Arbuckle dice que la cadena de hospitales católicos han descartado algunos cambios, argumentando que no van a reducir el umbral de ingresos para aquéllos que califican para la atención gratuita, actualmente al doble de la tasa de pobreza federal. Es decir, alrededor de $23.340 dólares para un individuo.
Algunos hospitales simplemente están revisando si sus normativas cumplen con los requerimientos de la ley de salud, dice Todd Nelson, director en Healthcare Financial Management Association, que representa a más de 40,000 personas que trabajan en finanzas de cuidado de salud.
Nelson no está soprendido de que algunos requieran a los solicitantes que se registren para obtener seguro.
“Los hospitales siempre han animado a los pacientes a aplicar para cobertura que tienen derecho a recibir, ya sea a través de seguros comerciales, empleadores, o programas como el Medicaid”, dice.
Muchas cadenas de hospitales —incluyendo dos de las más grandes, Tenet y HCA— dicen que no tienen planes de cambiar sus políticas de cuidado caritativo. Ambos ofrecen cuidado gratuito a aquéllos que se ajustan a ciertos criterios, incluyendo ganar menos de dos veces la tasa de pobreza federal.
Mientras que muchos de los programas de caridad han estado funcionando por décadas, otros fueron establecidos tras amplios reclamos y demandas realizadas a fines de los ’90 como consecuencia de las tácticas agresivas de los hospitales al recolectar los pagos. Éstas incluían colocar gravámenes en el domicilio de los pacientes y cobrar a los no asegurados los precios más caros de las listas, que eran mucho más de los que las compañías de seguros pagaban por servicios a sus miembros.
Ahora, bajo la ley de salud, los hospitales sin fines de lucro deben hacer esfuerzos razonables para determinar si los pacientes califican para ayuda antes de tomar acciones para cobrar las deudas. Y la ley dice que la cantidad que se cobre al paciente no puede ser el precio de lista del hospital, pero sí una cantidad cercana a lo que generalmente se cobra a los pacientes asegurados.
El gran beneficio es que la ley de salud requiere que los hospitales hagan públicas sus políticas de caridad, dice Mark Rukavina, un experto en deudas médicas que es consultor de hospitales.
“Los requerimientos del ACA mejorarán la transparencia drásticamente”, asegura.