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Con el fin de las becas de diversidad, jóvenes científicos temen por el futuro de sus carreras

Con el fin de las becas de diversidad, jóvenes científicos temen por el futuro de sus carreras

Adelaide Tovar, genetista postdoctoral de la Universidad de Michigan, prepara muestras de células en un laboratorio de ciencias del campus. (Mike Hawkins)

Adelaide Tovar, científica de la Universidad de Michigan que investiga genes relacionados con la diabetes, solía sentirse como una impostora en el laboratorio. Tovar, de 32 años, creció en la pobreza y fue la primera de su familia en graduarse de la secundaria. Durante su primer año en la universidad, se dio cuenta de que no sabía cómo estudiar.

Pero luego de años de estudiar biología y genética, Tovar finalmente demostró que pertenecía a ese mundo. El otoño pasado, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) le otorgaron una prestigiosa beca, que financiaría su investigación y la encaminaría a convertirse en profesora universitaria y, con el tiempo, a tener su propio laboratorio.

“Sentí que recibir el premio era una forma de aceptación, como si finalmente lo hubiera logrado”, dijo Tovar. “Pero creo que ahora muchos de nosotros tememos que esto vaya a arruinar el resto de nuestras carreras”.

Tovar es una de los casi 200 jóvenes científicos alrededor del país cuyas perspectivas de investigación y empleo se han visto comprometidas por la repentina finalización del programa de becas MOSAIC de los NIH, uno de los muchos que terminaron debido a recortes drásticos en las agencias científicas federales.

La subvención se creó bajo la primera administración Trump para fomentar una nueva generación de científicos en la investigación biomédica, de orígenes diversos, y posteriormente se le retiró la financiación durante la purga continua de los programas de diversidad, equidad e inclusión de la segunda administración. A estas iniciativas se las conoce como programas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).

En entrevistas con KFF Health News, Tovar y otros tres beneficiarios de estas becas expresaron su preocupación por la posibilidad de que la pérdida de financiación, sumada a la cruzada del presidente Donald Trump contra los programas de diversidad, pudiera transformar una subvención que se suponía impulsaría sus carreras en una mancha en sus curriculums. Algo que podría costarles los empleos y la financiación que hace posible sus investigaciones.

“Podríamos terminar en la lista negra de los NIH por tener este premio, por ser quienes somos”, expresó Erica Rodríguez, de 35 años, becaria de la Universidad de Columbia que realiza investigaciones sobre el cerebro que podrían contribuir a una mejor comprensión de los trastornos psiquiátricos.

“Porque no solo es para personas con orígenes diversos”, agregó, “sino también para quienes defienden a otras personas con orígenes diversos”.

El programa MOSAIC, abreviatura de “Maximización de Oportunidades para Carreras Científicas y Académicas Independientes”, se creó en 2019 para ofrecer apoyo a científicos prometedores de “orígenes subrepresentados” al comienzo de sus carreras, con el objetivo a largo plazo de “mejorar la diversidad en el personal de investigación biomédica”, según documentos de la beca de los NIH.

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Erica Rodríguez, científica y beneficiaria de la beca MOSAIC en la Universidad de Columbia, utiliza un microscopio para soldar una placa de circuito como parte de su investigación sobre el cerebro. La administración Trump retiró la financiación del programa de becas MOSAIC como parte de una purga de iniciativas centradas en la diversidad.(Tyler Gibson)

La beca, que dura cinco años, se otorgó a científicos que habían finalizado sus doctorados, y que trabajan en laboratorios de investigación en universidades de todo el país.

Durante los dos primeros años, los científicos suelen recibir entre $100.000 y $150.000, que se destinan principalmente al pago de sus salarios. Para el tercer año, se espera que hayan sido contratados como profesores, probablemente en otra universidad, donde la subvención les ayudará a poner en marcha su propio laboratorio de investigación.

En los últimos tres años de la subvención, la financiación aumenta a unos $250.000 anuales, que se utilizan para comprar materiales y contratar a otros jóvenes científicos para que trabajen en el laboratorio, completando así el ciclo.

Los beneficiarios de MOSAIC fueron seleccionados utilizando una definición amplia de diversidad que va más allá de la raza, el género y la discapacidad.

Esta definición incluye a quienes crecieron en hogares pobres o zonas rurales, o a quienes fueron criados por padres sin título universitario. Muchos de los seleccionados también cuentan con un historial de apoyo a otros científicos emergentes de orígenes subrepresentados.

MOSAIC financia investigaciones sobre el cáncer, el Alzheimer, las lesiones de la médula espinal, los implantes cocleares, las sobredosis de fentanilo, la recuperación de ataques cerebrales, los trastornos del desarrollo neurológico y más.

Sin embargo, en las últimas semanas, los NIH han notificado a la mayoría de los beneficiarios de MOSAIC que el programa había sido “terminado” y que su financiación finalizaría este verano, independientemente de los años restantes de su subvención, según correos electrónicos de los NIH revisados ​​por KFF Health News.

Otros beneficiarios no han recibido ninguna notificación oficial, y solo se enteraron de la cancelación de su financiación por el boca en boca.

Vianca Rodríguez Feliciano, vocera del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), confirmó en un comunicado por correo electrónico a KFF Health News que se había retirado la financiación de MOSAIC. Dijo que las subvenciones “ya no se alinean” con las prioridades de la agencia ni con las órdenes ejecutivas del presidente que “eliminan las iniciativas inclusivas y de diversidad, que derrochan dinero y están motivadas por la ideología”.

Trump firmó una de esas órdenes en su primer día de regreso a la Casa Blanca, instruyendo a todo el gobierno federal a poner fin a los programas que promovían la diversidad, calificándolos de “vergonzosos”, “inmorales” y un “inmenso desperdicio público”.

Estos programas se han recortado drásticamente a lo largo de todas las agencias gubernamentales, incluyendo los NIH y otras áreas del HHS, que, desde marzo, han cancelado cientos de subvenciones por valor de miles de millones de dólares.

El 21 de abril, los NIH emitieron un aviso que prohibía a los beneficiarios recibir subvenciones si tenían programas DEI, y dijo que la agencia podría “recuperar todos los fondos” de aquellos que no cumplan.

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Tovar es uno de los aproximadamente 200 jóvenes científicos que perderán la financiación para sus investigaciones luego que la administración Trump cancelara abruptamente el programa de becas MOSAIC de los Institutos Nacionales de Salud.(Mike Hawkins)

“En el HHS, nos dedicamos a restaurar en nuestras agencias su tradición de ciencia de referencia basada en la evidencia, no una impulsada por ideologías políticas”, dijo Rodríguez Feliciano. “No escatimaremos esfuerzos para identificar las causas fundamentales de la epidemia de enfermedades crónicas como parte de nuestra misión de “Make America Healthy Again” (Hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable).

Muchos científicos de MOSAIC se enfocan en las enfermedades crónicas. Tovar, por ejemplo, investiga genes específicos que aumentan la susceptibilidad de las personas a la diabetes, que afecta a unos 38 millones de estadounidenses.

“Contamos con numerosos tratamientos para la diabetes que son excelentes para aquellos en quienes funcionan”, afirmó Tovar. “En mi investigación, utilizo la genética para encontrar mejores blancos farmacológicos, y así poder hallar medicamentos para quienes aún no cuentan con terapias eficaces”.

En entrevistas, Tovar y los demás beneficiarios de MOSAIC describieron cómo la repentina pérdida de financiación trastocará sus investigaciones y sus carreras: algunos investigadores posdoctorales podrían perder sus empleos actuales cuando la financiación se agote en unos meses; los becarios que compiten por puestos de profesores perderán la financiación de investigaciones que los convertirían en candidatos más sólidos; y quienes ya están contratados tendrán menos dinero para salarios y suministros en sus laboratorios.

Ashley Albright, de 32 años, quien creció en una zona rural pobre de Carolina del Norte, ahora es científica en la Universidad de California-San Francisco, donde estudia el Stentor coeruleus, un gran organismo unicelular con capacidad regenerativa. Planea presentarse para puestos de profesora este otoño.

Albright afirmó que la financiación de MOSAIC le habría dado una “mejor oportunidad para alcanzar mi sueño”, que era brindar a otros científicos de orígenes diversos la oportunidad de trabajar en su laboratorio de investigación.

“Me siento destrozada”, dijo. “Siento que alguien me está pisoteando la mitad de mi vida… He pasado los últimos 10 años en la escuela de posgrado y mi posdoctorado trabajando en esto para poder dedicarme a la ciencia, pero también para ayudar a otros a practicarla”.

Hannah Grunwald, de 33 años, becaria en Harvard que estudia los tetra mexicanos (peces sin ojos) para comprender mejor los rasgos genéticos complejos, dijo que uno de sus peores temores era que las universidades no contrataran a los becarios de MOSAIC en un momento en que la Casa Blanca les está ordenando que abandonen los programas de DEI, y removiendo miles de millones de dólares a quienes no se sometan a la agenda de Trump.

“Ha habido un enorme debate en nuestra comunidad sobre qué deberíamos decir en nuestros currículums”, dijo Grunwald. “Simplemente no sé si la cancelación de mi beca por estar relacionada con la diversidad limitará mi capacidad para obtener financiación en el futuro”.

La cancelación de MOSAIC provocó una rápida condena por parte de varias organizaciones científicas que reciben becas para colaborar estrechamente con los científicos premiados. Algunos la calificaron de “poco realista” y “un retroceso significativo”.

Mary Munson, presidenta de la Sociedad Americana de Biología Celular, quien ha asesorado a los premiados desde el inicio de MOSAIC, se emocionó y se cubrió la cara con las manos al considerar la posibilidad de que la beca pudiera frenar su progreso.

“Retirarles la beca ahora no les quita el hecho de que ganaron este premio tan competitivo. No les quita que son científicos increíbles”, dijo Munson. “Espero que las instituciones lo reconozcan”.

Stefano Bertuzzi, director ejecutivo de la Sociedad Americana de Microbiología, que también asesora a los beneficiarios de estas becas, afirmó que la cancelación masiva de MOSAIC y otras becas de los NIH podría tener un efecto acumulativo que frenará la innovación científica durante décadas.

Bertuzzi, quien emigró de Italia en la década de 1990 debido a la sólida financiación estadounidense para la ciencia, afirmó que los científicos no se quedarán ni se trasladarán en masa a un país donde la financiación de la investigación desaparece por capricho político.

“Vamos a perder una generación entera de científicos”, declaró Bertuzzi. “Otros países del mundo prosperarán”.