En enero, durante una audiencia en el Congreso en su camino a convertirse en secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), Robert F. Kennedy Jr. dio información errónea sobre cuestiones básicas de Medicaid, un programa que ahora supervisa.
En ese momento, afirmó que a Medicaid lo financia por completo el gobierno federal (no es así) y que muchos beneficiarios están insatisfechos con los altos gastos de bolsillo (los afiliados pagan poco o nada).
Medicaid es complejo. Este programa estatal-federal que cuesta $880 mil millones al año ofrece cobertura de salud a millones de estadounidenses de bajos ingresos, o con discapacidades. Cubre distintos servicios para diferentes personas en muchas partes del país, y los afiliados pueden interactuar con compañías de seguros privadas que no tienen la palabra “Medicaid” en sus nombres, lo que hace que algunos ni siquiera sepan que están en el programa.
Aunque el presidente Donald Trump prometió “amar y apreciar” a Medicaid, los republicanos anunciaron hace pocos días en el Congreso proyectos de presupuesto federal que podrían reducir drásticamente al programa. A medida que comienza el debate, esto es lo que necesitas saber sobre Medicaid.
¿Qué es Medicaid y en qué se diferencia de Medicare?
Medicaid y Medicare fueron creados por la misma legislación —una enmienda a la Ley del Seguro Social— promulgada por el presidente Lyndon B. Johnson en 1965.
Medicaid es un programa gubernamental de seguro de salud para personas con bajos ingresos, y para adultos y niños con discapacidades.
Medicare, por el contrario, generalmente cubre a personas de 65 años o más.
Para los estadounidenses mayores con bajos ingresos, Medicaid cubre los gastos de bolsillo de Medicare. Estas personas suelen llamarse “doblemente elegibles” porque califican para ambos programas.
¿Quién está en Medicaid?
Más de 79 millones de personas reciben servicios de Medicaid o del relacionado Programa de Seguro de Salud Infantil (CHIP). Esto representa aproximadamente el 20% de la población total de Estados Unidos. La mayoría de los beneficiarios califican debido a sus bajos ingresos.
Cerca del 40% de todos los niños de Estados Unidos son beneficiarios de Medicaid o de CHIP, que fue creado en 1997.
Ambos programas pagan servicios como chequeos rutinarios, vacunas y hospitalizaciones. Medicaid también cubre a personas embarazadas antes y después del parto: financia más del 40% de todos los nacimientos del país.
Medicaid también atiende a personas con discapacidades o necesidades médicas complejas y los ayuda a pagar servicios que les permiten vivir de manera independiente, integradas a la comunidad, fuera de instituciones como hogares de adultos mayores u hospitales estatales.
El programa atiende a una población diversa. Aproximadamente el 40% de las personas menores de 65 años que usan Medicaid son blancas no hispanas, el 30% son hispanas, el 19% son negras no hispanas, y el 1% son nativos americanos.
Los fondos federales de Medicaid no pueden utilizarse para cubrir a inmigrantes sin papeles, aunque algunos estados y Washington D.C. han usado sus propios fondos para extender la cobertura a miembros de este grupo. California fue el primer estado en hacerlo.
¿Cuáles son los requisitos de ingreso?
La elegibilidad generalmente depende de si una persona tiene bajos ingresos, y los estados tienen diferentes formas de definir esto. Para un hogar de cuatro adultos sin hijos dependientes, el nivel de cobertura promedio a nivel nacional es de $44,367.
La Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA, conocida como Obamacare), aprobada en 2010, permitió que más personas calificaran para Medicaid en función de sus ingresos. Esto se conoce como “expansión de Medicaid”.
La ley ofreció considerables incentivos financieros a los estados para que ampliaran el programa, para llegar a cubrir a más personas. El gobierno federal aportaría más dinero por cada afiliado para ayudar a incluirlo en la cobertura.
La intención de la expansión era cerrar la brecha de falta de seguro de salud para los millones de estadounidenses que no obtienen cobertura a través de un empleador. Medicaid cubriría a personas con ingresos extremadamente bajos y, a medida que sus ingresos aumentaran, podrían pasar a planes subsidiados que se venden en los mercados de seguros de ACA.
En 2012, la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que la decisión de expandir Medicaid quedaría en manos de cada estado. Actualmente, 40 estados y Washington D.C. han optado por hacerlo, con el apoyo tanto de demócratas como de republicanos.
En 2025, en los 10 estados que no han expandido Medicaid, el límite de ingresos para calificar es de $5,947 al año para una persona soltera. Quienes ganan más no son elegibles.
Sin embargo, los adultos de esos estados que ganan demasiado para Medicaid también es posible que no ganen lo suficiente para recibir ayuda que les permita comprar planes en los mercados de ACA.
Esta situación deja a algunos sin cobertura. Se estima que 1.5 millones de personas caen en esta brecha.
¿De dónde proviene el dinero para financiar Medicaid?
El gobierno federal cubre la mayor parte del costo de Medicaid, igualando el porcentaje del gasto estatal.
Actualmente, el gobierno federal contribuye con al menos el 50% del gasto de los estados y aporta más dinero para algunos servicios y afiliados, como los niños y las embarazadas.
Los estados menos ricos reciben un porcentaje mayor de fondos federales. En Mississippi, por ejemplo, el gobierno federal cubre el 77% del costo de Medicaid.
Para los beneficiarios elegibles bajo la expansión de ACA, el gobierno federal paga el 90% de los costos.
No hay un límite en cuánto pueden gastar los estados en el programa, y cientos de miles de millones de dólares federales fluyen hacia ellos cada año. En 2023, los estados destinaron aproximadamente el 15% de sus presupuestos a Medicaid.
¿En qué se gasta ese dinero?
La ley federal exige que todos los programas estatales de Medicaid cubran ciertos servicios como, por ejemplo, el transporte médico de emergencia, los exámenes de laboratorio, las radiografías, la planificación familiar y el tratamiento asistido con medicamentos para el trastorno por consumo de opioides.
El programa también cubre muchos servicios de enfermería y atención domiciliaria, aunque la ley permite que el gobierno recupere esos beneficios después del fallecimiento del afiliado.
Más allá de estos requisitos, los estados tienen flexibilidad para decidir otros servicios que sus programas de Medicaid pueden ofrecer.
Todos los estados cubren medicamentos recetados y la mayoría cubre atención dental, fisioterapia y anteojos. Medicaid cubre más servicios de salud mental y cuidados a largo plazo que cualquier otro tipo de seguro, público o privado.
¿Cómo se llama Medicaid en mi estado?
Los programas de Medicaid pueden tener muchos nombres diferentes, incluso dentro del mismo estado, en parte porque la mayoría de los estados utilizan aseguradoras privadas para gestionarlos. Esto puede resultar confuso para los consumidores, que pueden no darse cuenta de que están inscritos en Medicaid.
En Nueva York, por ejemplo, los planes de Medicaid son ofrecidos por grandes compañías, como Anthem Blue Cross Blue Shield y UnitedHealthcare. Pero también algunas de las que quizá no hayas oído hablar, como Amida Care y MetroPlusHealth.
En Wisconsin, los afiliados pueden estar en BadgerCare Plus; en Connecticut, en Husky Health; en Texas, en STAR; y en California, en Medi-Cal.
¿Cómo afecta Medicaid a los hospitales y médicos de mi estado?
Medicaid generalmente les paga a los proveedores de atención médica menos dinero que Medicare o los seguros privados. Sin embargo, es más de lo que recibirían por atender a personas sin seguro. Sin Medicaid, muchas más personas no tendrían cobertura.
Tanto los estados como los hospitales y médicos dependen de estos fondos, y han expresado preocupación porque, incluso si los recortes se implementaran gradualmente, requerirían grandes ajustes.
¿Qué pasará con Medicaid?
No está claro. Los republicanos en Washington están impulsando nuevamente cambios importantes, que podrían incluir recortes en la financiación federal. Esto podría reducir el número de personas elegibles, de los servicios disponibles o de ambos.
Un intento similar de derogar y reemplazar Obamacare en 2017, durante el primer mandato de Trump, fracasó.
Uno de los mayores obstáculos para cambiar Medicaid es su popularidad: el 77% de los estadounidenses, incluidas mayorías de demócratas, independientes y republicanos, tienen una opinión favorable del programa.
En el fondo, la discusión se reduce a varias preguntas clave sobre el papel del gobierno en la atención de salud. Algunas de ellas: ¿Cuán extensa debe ser la red de seguridad en salud? ¿Quién merece asistencia gubernamental? ¿Cómo afectarán los grandes cambios en Medicaid a los afiliados, los estados, los proveedores y el sistema de salud en general, aun si se hicieran en forma escalonada?