Superar una adicción es un proceso. No hay una solución única.

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Hay un ambiente tranquilo en Allen House. Sus residentes circulan libremente por los pasillos, se reúnen para sesiones grupales o se juntan en un gran patio al aire libre que tiene una cancha de vóley con una red de buen tamaño.

El centro comunitario de rehabilitación de 60 camas en Santa Fe Springs, administrado por los Centros para el Abuso de Alcohol y Drogas de Los Ángeles, cuenta con una sala de desintoxicación, médicos y enfermeras, consejeros especializados en abuso de sustancias, terapeutas certificados y otros profesionales in situ.

Ofrece terapia grupal así como individual y familiar, y apoya el uso de medicamentos como la buprenorfina y la naltrexona, terapias de primera línea cada vez más populares para el tratamiento de adicciones.

Willard Sexton, empleado y ex-paciente de Allen House, dice que la parte más importante de su trabajo son las conversaciones diarias con cada residente. La mayoría de ellos, como él, llegaron al centro de tratamiento directamente desde la cárcel, y él sabe mejor que nadie lo difícil que es dejar de consumir.

“Se parece al duelo o a perder a un ser querido”, dice Sexton, de 35 años. “La droga fue su mejor amigo durante mucho tiempo”. Interactuar con los residentes, dice Sexton, lo ayuda en su propio proceso de recuperación.

En un momento en el que el uso de drogas está entre las crisis de salud pública más graves del país, una visita a Allen House ofrece lecciones clave. La adicción es una enfermedad crónica que requiere vigilancia constante, no existe una solución única y las recaídas son parte del proceso de recuperación.

Los programas de apoyo entre pares son fundamentales en la terapia para superar la adicción, ya que aquellos que han pasado por el difícil camino de la dependencia a la sobriedad comprenden la mentalidad de los pacientes a un nivel más profundo.

Y lo más importante para las personas que se sienten desalentadas y atrapadas en la adicción es recordar que hay esperanza. “La recuperación es posible”, dice Michelle Doty Cabrera, directora ejecutiva de la County Behavioral Health Directors Association de California. “Todos los días, personas empiezan un tratamiento y logran superar sus trastornos por uso de sustancias”.

Las sobredosis de drogas matan a casi tantos californianos como el cáncer de pulmón, más que la diabetes y entre dos y tres veces más que los accidentes automovilísticos, según un informe de California Health Policy Strategies, una empresa de consultoría de Sacramento.

El reporte demostró que en 2021 hubo aproximadamente 11 veces más muertes relacionadas con el fentanilo que en 2017, lo cual representa más de la mitad de las muertes por sobredosis en ese año. Y la adicción puede arruinar la vida de una persona, sin acabar con ella.

Allen House tiene literas en sus dormitorios (en la foto uno de los de hombres). La casa también tiene una sala de desintoxicación de seis camas.(Bernard J. Wolfson/KFF Health News)

Aún así puede ser difícil encontrar servicios de atención adecuados para los trastornos por uso de sustancias. Los expertos dicen que no hay suficientes camas disponibles en los centros de tratamiento residenciales. La escasez de trabajadores de salud causada por la pandemia ha afectado el mundo de tratamiento de la adicción a drogas.

Algunos operadores de rehabilitación sin escrúpulos, más enfocados en hacer dinero que en ayudar a la gente, se aprovechan de las personas desesperadas por encontrar cualquier solución. Las compañías de seguros de salud en muchos casos niegan las solicitudes de tratamiento o proponen alternativas más baratas.

Algunos centros de tratamiento se niegan a recetar medicamentos para la adicción cuya eficacia ha sido demostrada. En California, médicos, enfermeras registradas y otros proveedores de salud con la capacitación necesaria pueden recetar estos medicamentos, pero muy pocos parecen poder o estar dispuestos a hacerlo, aunque esto podría cambiar ahora que la ley federal ya no les exige obtener un permiso especial.

Una página en el sitio web de la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental (www.samhsa.gov) permite encontrar médicos en tu área que recetan buprenorfina.

No existe una solución única para la adicción. El tratamiento puede diferir según la sustancia: opioides, alcohol o metanfetamina, por ejemplo. Y las personas con adicciones provienen de todos los ámbitos de la vida: algunas acaban de salir de la cárcel o de situación de calle, o pueden tener afecciones mentales o médicas graves que requieren atención adicional. Otras pueden gozar de buena salud y tener trabajos estables y seguro médico. Si una clínica trata de venderte un programa de tratamiento estandarizado, no es un lugar serio.

Y si alguien te dice que después de hacer su programa tú o tu ser querido estarán curados para siempre de la adicción, aléjate lo más posible de ese lugar. Para muchas personas, la adicción es una afección crónica que va y viene durante muchos años. Muy a menudo, el sistema de salud salva a los pacientes de sobredosis y los da de alta sin seguimiento.

“Si habláramos sobre el tratamiento de otras enfermedades crónicas, como la diabetes o el asma, de la misma manera que solemos abordar el tratamiento del uso de sustancias, la gente pensaría que estamos locos o haría una demanda por negligencia médica”, dice Bradley Stein, psiquiatra e investigador principal de políticas médicas en la RAND Corporation.

Encontrar el tratamiento adecuado para ti o para un ser querido requiere investigación.

Para determinar si se necesita un programa residencial o ambulatorio hay que considerar varios factores. A las personas que requieren protección de un traficante o de una situación doméstica peligrosa, o que necesitan desintoxicación o tienen problemas de salud mental o médicos, además de su adicción, generalmente se les recomienda un entorno residencial, dice Randolph Holmes, director médico de los Centros para el Abuso de Alcohol y Drogas de Los Angeles.

Los programas ambulatorios son más adecuados para personas con vidas estables y buena salud, o que estén en transición a un tratamiento residencial, agrega Holmes.

El costo del tratamiento puede variar ampliamente según la duración y las circunstancias del paciente. En algunos casos, puede llegar a costar decenas o cientos de miles de dólares.

En internet hay varios recursos para ubicar centros de tratamiento de adicciones en tu área. La Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental ofrece un localizador de tratamientos en www.findtreatment.gov, o puedes llamar a su línea de ayuda al 800-662-HELP (4347). Shatterproof (www.shatterproof.org) es otra fuente para encontrar tratamiento.

En California, el Departamento de Servicios de Salud publica una lista de líneas de ayuda para uso de sustancias organizadas por condado.

Si tienes Medi-Cal, la versión de California del programa federal de Medicaid para residentes de bajos ingresos, tu condado es un buen punto de partida. Esta cobertura te brinda varias opciones, al menos en las zonas más pobladas. Casi todos los pacientes de los Centros para el Abuso de Alcohol y Drogas de Los Ángeles, por ejemplo, son afiliados de Medi-Cal.

Si tienes un seguro médico comercial,  averigua primero con tu plan de salud.

Las leyes de paridad exigen que las aseguradoras cubran el tratamiento por uso de sustancias, aunque es común que estas encuentren razones para no cubrir el tratamiento recomendado por un proveedor de salud.

Si tu seguro te niega el tratamiento que crees que necesitas, puedes apelar la decisión. El Departamento de Cuidado de Salud Administrada (www.dmhc.ca.gov), el principal regulador estatal de planes de salud,  tiene una línea de ayuda (888-466-2219) que puede ayudarte a apelar tu caso. También puedes hacerlo en línea. Si el departamento no regula tu plan, puede guiarte en la dirección correcta.

Y recuerda que la recuperación es un compromiso a largo plazo.

Cuando Sexton comenzó a consumir a sus 20s, eligió la metanfetamina. Más tarde comenzó a fumarla con heroína y fentanilo mezclados, dice.

Hace varios años, Sexton pasó 45 días en rehabilitación residencial y logró “limpiarse”. Entonces empezó a salir con una mujer adicta a la heroína. Pensó que la ayudaría a estar sobria, pero terminó drogándose con ella. Aterrizó en la cárcel durante dos meses, y un juez le ordenó volver al tratamiento residencial por consumo de drogas.

Sexton dice que continúa buscando activamente su recuperación, incluso mientras ayuda a otros a hacer lo mismo. “Hay baches en el camino, pero me siento como si estuviera en una Range Rover”, dice. “No voy a derramar mi café”.

Miembros del personal se reúnen frente a Allen House, un centro residencial de tratamiento de drogas con 60 camas que atiende principalmente a beneficiarios de Medi-Cal.(Bernard J. Wolfson/KFF Health News)

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.

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