Hace menos de una década, el departamento de emergencias del Rady Children’s Hospital de San Diego atendía a uno o dos pacientes psiquiátricos jóvenes por día, dijo el doctor Benjamin Maxwell, director interino de psiquiatría infantil y adolescente del hospital.
Hoy no es inusual que la sala de emergencias atienda a 10 de estos pacientes psiquiátricos en un día, y a veces incluso a 20, señaló Maxwell. “Ahora, lo que sucede con frecuencia es que los jóvenes no reciben la atención que necesitan, hasta que llega un punto en que es peligroso”, añadió.
Las salas de emergencias en California reportan un fuerte aumento en el número de adolescentes y adultos jóvenes que buscan atención por una crisis de salud mental. En 2018, los servicios de urgencias de California trataron a 84,584 pacientes jóvenes, de 13 a 21 años, con un diagnóstico primario relacionado con la salud mental. Comparado con los 59,705 en 2012, representa un aumento del 42%, según datos proporcionados por la Oficina de Planeamiento y Desarrollo Estatal de la Salud.
En contraste, el número de urgencias entre ese grupo de edad para todos los demás diagnósticos creció sólo un 4% durante el mismo período. Y el número de emergencias que involucran salud mental entre todos los demás grupos de edad —todos menos los adolescentes y los adultos jóvenes— aumentó un 18%.
El incremento de las consultas por salud mental de los jóvenes se corresponde con una encuesta reciente que encontró que los miembros de la “Generación Z” —definida en la encuesta como personas nacidas desde 1997— son más propensos que otras generaciones a declarar que su salud mental es regular o deficiente. La encuesta de 2018, realizada para la American Psychological Association, también encontró que forman parte de esta generación, junto con los millenials, suelen reportar que reciben tratamiento por problemas de salud mental.
La tendencia también se corresponde con otro dato alarmante: un marcado aumento de los suicidios entre adolescentes y adultos jóvenes. Alrededor de 7.5 de cada 100,000 jóvenes de 13 a 21 años en California murieron por suicidio en 2017, un aumento de 4.9 por cada 100,000 en 2008, según las cifras más recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). A nivel nacional, los suicidios en ese rango de edad aumentaron de 7.2 a 11.3 por cada 100,000 entre 2008 y 2017.
Los investigadores estudian las causas del aumento de la incidencia de la angustia mental entre los jóvenes estadounidenses. Teorías recientes señalan que la tendencia es paralela al aumento de las redes sociales, una exposición constante a las actividades de los compañeros que puede exacerbar las inseguridades de los adolescentes y abrir nuevas vías para el acoso (bullying).
“Aunque esta generación ha crecido con las redes sociales, los jóvenes se sienten más desconectados, juzgados, intimidados y presionados por sus compañeros”, explicó Susan Coats, psicóloga del Distrito Escolar Unificado de Baldwin Park, cerca de Los Ángeles.
“Las redes sociales son una bendición y una maldición”, añadió Coats. “Las redes unen a los jóvenes en un foro donde tal vez se hayan sentido aislados antes, pero que también ha socavado las relaciones interpersonales”.
Los miembros de la Generación Z también reportan niveles significativos de estrés sobre sus deudas, la inestabilidad de la vivienda y el hambre, así como los tiroteos masivos y el cambio climático, según la encuesta de la American Psychological Association.
A menudo faltan recursos para prevenir las crisis de salud mental entre los jóvenes.
“No estamos haciendo un buen trabajo a la hora de… enfrentar las cosas antes de que se conviertan en problemas serios, y no estamos haciendo un buen trabajo con la prevención”, dijo Lishaun Francis, directora asociada de Children Now, una organización sin fines de lucro con sede en Oakland.
Muchos distritos escolares de California no tienen suficientes psicólogos y no dedican suficientes recursos a ayudar a los estudiantes a lidiar con la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental, señaló Coats, quien preside el comité de consulta sobre salud mental y crisis de la Asociación de Psicólogos Escolares de California.
A nivel comunitario, los proveedores de servicios médicos también enfrentan un escenario difícil. “Muchas veces no hay camas psiquiátricas disponibles para los jóvenes en nuestra comunidad”, dijo Maxwell.
La mayoría de los adolescentes que llegan a la sala de emergencias del Rady Children’s Hospital durante una crisis de salud mental piensan en el suicidio, han intentado suicidarse o se han autolesionado, señaló Maxwell, quien también es el director médico de psiquiatría del hospital.
Un trabajador social evalúa y atiende rápidamente a estos pacientes. A menudo, se asigna un asistente de salud mental para que se siente con los pacientes durante su estadía.
“No queremos que los pacientes suicidas estén solos en una abarrotada sala de emergencias”, explicó Maxwell. “Y eso es un aumento importante de personal”.
La próxima primavera, el Rady Children’s Hospital tiene previsto abrir un departamento de emergencias psiquiátricas con seis camas que funcionará las 24 horas. Según Maxwell, mejorar la atención de emergencia es importante; pero la mejor solución es ayudar a los jóvenes para que no necesiten una sala de emergencias.
“Que estos pacientes lleguen a las salas de emergencias es una falla del sistema”, dijo Maxwell. “Terminan en emergencias porque no reciben la atención que necesitan, cuando la necesitan”.
Phillip Reese es especialista en periodismo de datos y profesor de periodismo en la California State University-Sacramento.
Esta historia de KHN se publicó primero en California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.