La tasa de vacunación contra covid-19 en Estados Unidos es de alrededor del 60% desde los 12 años en adelante. Esto no es suficiente para alcanzar la llamada inmunidad colectiva, y en estados como Missouri, donde varios condados tienen tasas de vacunación inferiores al 25%, los hospitales están abrumados por brotes graves de la variante delta, que es más contagiosa.
Los que se resisten a las vacunas ofrecen todo tipo de razones para rechazar las dosis gratuitas y para ignorar los esfuerzos de vacunación. Las campañas que instan a los estadounidenses a vacunarse por su salud, por sus abuelos, por sus vecinos, o por obtener donas gratis no han funcionado. Los estados incluso han realizado loterías con la posibilidad de ganar millones o una beca universitaria.
Así y todo, todavía hay un gran número de personas no vacunadas. Los gobiernos federales, estatales y municipales, así como las empresas privadas, continúan evitando en gran medida los mandatos para sus empleados por temor a que provoquen una reacción violenta.
Entonces, ¿qué tal un argumento económico? Vacúnate contra covid para proteger tu billetera.
Ser hospitalizado con covid en los Estados Unidos generalmente genera facturas enormes. Los casos presentados por los mismos pacientes de covid al proyecto “Bill of the Month” de NPR-Kaiser Health News incluyen una factura de $17,000 por una breve estadía en un hospital en Marietta, Georgia (reducida a aproximadamente $4,000 para un paciente sin seguro bajo una política de “atención de caridad”).
También una cuenta de $104,000 por una hospitalización de 14 días en Miami para un hombre sin seguro; y una factura de posiblemente cientos de miles por una estadía de dos semanas en el hospital, algunos de esos días con ventilador, para un turista extranjero en Hawaii cuyo seguro médico de viaje tenía una claúsula de “exclusión pandémica”.
A pesar de que las compañías de seguros negocian precios más bajos y cubren gran parte del costo de la atención, una factura de bolsillo de más de $1,000 por un deducible, más copagos y posiblemente alguna atención fuera de la red, debería ser un incentivo bastante aterrador.
En 2020, antes de las vacunas contra covid, la mayoría de las principales aseguradoras privadas renunciaron a los pagos de los pacientes, desde el coseguro hasta los deducibles, por el tratamiento de covid. Pero muchas, si no la mayoría, han permitido que esa política caduque. Aetna, por ejemplo, puso fin a esa política el 28 de febrero; UnitedHealthcare comenzó a revertir sus exenciones a fines del año pasado y las terminó a fines de marzo.
Más del 97% de los pacientes hospitalizados el mes pasado no estaban vacunados. Aunque las vacunas no necesariamente evitarán que contraiga el coronavirus, son muy efectivas para asegurarle que tendrá un caso más leve y se mantendrá fuera del hospital.
Por esta razón, existe una lógica detrás de la reversión de la exención de las aseguradoras: ¿Por qué los pacientes deberían mantenerse financieramente ilesos de lo que ahora es una hospitalización prevenible, gracias a una vacuna que el gobierno pagó y puso a disposición de forma gratuita? Ahora se encuentra en muchas farmacias, está apareciendo en áreas de descanso de las carreteras y en las paradas de autobús, y se puede entregar y administrar en casa en algunas partes del país.
Una sociedad más severa podría imponer duras penas a las personas que se niegan a vacunarse y contraen el virus. Recientemente, la Liga Nacional de Fútbol (NFL) decretó que los equipos perderán un juego si ocurre un brote de covid entre jugadores no vacunados, y los jugadores de ninguno de los equipos recibirán pago.
Pero las aseguradoras podrían intentar hacer más, como penalizar a los no vacunados. Y hay un precedente. Algunas pólizas ya no cubren el tratamiento necesario por lo que las compañías de seguros consideran conductas de riesgo, como el buceo y escalar muros de piedra.
La Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) permite a las aseguradoras cobrar a los fumadores hasta un 50% más de lo que pagan los no fumadores por algunos planes de salud. Muchos estados siguen ese protocolo, aunque la mayoría de los planes basados en empleadores no lo hacen.
En 49 estados, las personas descubiertas conduciendo sin seguro de automóvil enfrentan multas, confiscación de su automóvil, pérdida de su licencia e incluso cárcel. Y los conductores imprudentes pagan más por el seguro.
La lógica detrás de las pólizas es que el comportamiento de los que no cumplen con las reglas puede dañar a otros y cuesta a la sociedad mucho dinero.
Si una persona decide no vacunarse y desarrolla un caso grave de covid, no solo está exponiendo a otros en su lugar de trabajo o vecindarios; las decenas o cientos de miles gastados en su atención podrían significar primas más altas para otros que estén en su mismo plan el próximo año.
Es más, los brotes en regiones con poca vacunación podrían ayudar a generar más variantes resistentes a las vacunas que afectan a todos.
Sí, a menudo cubrimos a las personas cuyos hábitos pueden haber contribuido a su enfermedad; el seguro paga regularmente la rehabilitación de drogas y alcohol y el tratamiento del cáncer para los fumadores.
Algunas aseguradoras privadas están ofreciendo a las personas que se vacunan un crédito para sus primas médicas o tarjetas de regalo y premios de sorteos, según America’s Health Insurance Plans, una organización de la industria.
Tal vez sería más fácil si la Administración de Alimentos y Medicamentos otorgara la aprobación total a las vacunas, en lugar de la autorización de uso de emergencia actual. Aun así, los planes financiados por los contribuyentes como Medicaid y Medicare deben tratar a todos por igual y enfrentarían un largo proceso para obtener exenciones federales para experimentar con incentivos, según Larry Levitt, vicepresidente ejecutivo de KFF.
Encuestas de KFF muestran que los incentivos tienen un valor limitado, de todos modos. Muchos de los que rechazan la vacuna dicen que recibirán las dosis solo si sus empleadores lo requieren
Pero, ¿y si el costo financiero de no vacunarse fuera demasiado alto? Si los pacientes pensaran en el precio que podrían tener que pagar por su propia atención, tal vez reconsiderarían permanecer desprotegidos.