Mientras la propagación de la variante delta amenaza la seguridad de las aulas, una nueva encuesta reveló que casi dos tercios de los padres apoyan que las escuelas exijan a los alumnos de 5 años o más, que no estén vacunados, y a los profesores el uso de mascarillas. La mayoría de los padres, sin embargo, se opone a que se exija la vacunación a los alumnos elegibles para estas dosis.
Las fuertes opiniones públicas tienen lugar cuando la politización del debate sobre las máscaras en las aulas se vuelve más acalorada, coincidiendo con el inicio del año escolar, especialmente en Florida y Texas.
El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, ha emitido una orden ejecutiva que otorga a los padres la autoridad para decidir si sus hijos deben usar mascarilla, pero algunos grandes distritos escolares mantienen la obligatoriedad de su uso. Los distritos escolares de Dallas y Austin también han desafiado la prohibición de obligar el uso de mascarillas emitida por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott.
La encuesta de KFF sobre covid-19 encontró que, a nivel nacional, el 63% de los padres estaba a favor del uso obligatorio de la mascarilla para los niños y adolescentes, de 5 a 17 años, no vacunados.
Como era de esperar, las opiniones sobre las máscaras y la vacunación contra covid se dividen sistemáticamente en función de los partidos, con padres demócratas que, en general, las apoyan y republicanos, que se resisten.
El 69% de los padres republicanos se oponen al uso obligatorio de la mascarilla. Más de tres cuartas partes de padres hispanos y negros no hispanos apoyan la obligatoriedad de su uso, mientras que sólo una escasa mayoría de los padres blancos no hispanos la respalda.
En julio, el 41% de padres de menores entre 12 y 17 años dijeron que sus hijos habían sido vacunados. Un 6% adicional dijo que quería vacunarlos pronto, y un 23% expresó que quería “esperar y ver”.
El 9% dijo que los vacunaría sólo si fuera necesario y el 20% aseguró que no lo haría. “Creo que mi hijo está lo suficientemente sano como para luchar contra covid-19 sin necesidad de una vacuna”, les dijo a los encuestadores una madre hispana de Georgia.
Algunos padres explicaron que la resistencia a la vacunación venía de sus hijos y que eran reacios a obligarlos. “Le di a elegir”, explicó a los encuestadores un padre blanco no hispano de Idaho. “Eligió no hacerlo”. Una madre blanca no hispana de Wisconsin contó que, aunque había animado a su hijo adolescente a vacunarse, “no me siento cómoda obligándolo a hacerlo ya que tiene 17 años y es casi un adulto.”
Como era de esperar, la resistencia a vacunar a sus hijos es más fuerte entre padres no vacunados, ya que la mitad aseguró que no permitiría las vacunas bajo ninguna circunstancia. Casi tres cuartas partes de los padres no vacunados expresaron que consideraban la vacuna más peligrosa para la salud de sus hijos que covid.
La enfermedad ha matado a casi 613,000 estadounidenses hasta la fecha.
La oposición a la vacunación obligatoria en las escuelas fue alta, con sólo un 42% de los padres de estudiantes, entre 12 y 17 años, a favor. El apoyo fue mayor entre los hispanos, con un 51% a favor, pero sólo el 38% de los blancos no hispanos y el 32% de los negros no hispanos apoyaban la vacunación obligatoria en las escuelas.
La resistencia a las vacunas contra covid no indica una oposición a la inoculación en general, según la encuesta. Nueve de cada 10 padres afirmaron que, en general, mantienen a sus hijos al día con las vacunas recomendadas, como las del sarampión, las paperas o la rubeola. Sin embargo, entre los padres de niños, de 12 a 17 años, que dicen que sus hijos están al día con otras vacunas, menos de la mitad habían sido vacunados contra covid-19.
Entre los padres con adolescentes no vacunados, el 88% tenía la preocupación de que no se sabía lo suficiente sobre los efectos a largo plazo de la vacuna en los niños; al 79% le preocupaban los efectos secundarios; un 73% temía que la vacuna pudiera afectar negativamente a la fertilidad de sus hijos en el futuro; y al 65% le molestaba que se obligara a los niños a vacunarse aunque sus padres se opusieran.
En general, los reparos a la vacunación de los adolescentes eran comunes incluso entre los padres que se habían vacunado, pero eran más fuertes entre los padres que no habían recibido las dosis.
Los padres hispanos y afroamericanos de adolescentes no vacunados temían, más que los blancos no hispanos, tener que faltar al trabajo para vacunar a su hijo o quedarse en casa si su hijo experimentaba efectos secundarios. También eran más propensos a preocuparse de que fuera difícil llegar a un lugar de vacunación y de si podían confiar en los proveedores de la vacuna.
Hasta ahora, no se ha autorizado ninguna vacuna para niños menores de 12 años, pero la mayoría de sus padres se muestran cautos. Sólo el 26% aseguró que vacunará a sus hijos en edad escolar lo antes posible. Un 40% adicional planea esperar a ver qué pasa, y la mayoría de los demás dijo que se negará incluso si se requiere.
La encuesta, realizada entre 1,259 padres de menores de 18 años, se llevó a cabo por teléfono, entre el 15 de julio y el 2 de agosto. Los encuestadores señalaron que la mayoría de las entrevistas se realizaron antes de que se hicieran públicos los datos más recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sobre la magnitud de la amenaza de la variante delta. El margen de error de la muestra completa es de más o menos 4 puntos porcentuales y de más o menos 5 puntos, para los padres de niños entre 12 y 17 años.